miércoles, 29 de septiembre de 2010

El Castillo - Franz Kafka

A ver...

Hay cuatro puntos en la relación con un libro. 

La primera fase se da antes de leerlo y es la del prejuicio. No lo has leido y dices que es un tostón o que es maravilloso. Lo que hace medio país con el Quijote. 

La segunda ocurre mientras lees el libro. Puedes decir qué te está pareciendo, pero no sabes qué te parecerá al final. Estás participando de él, pero no puedes decir si es maravilloso o una caca, porque aún no has llegado a la última página y te puede pasar lo que le pasó a mi amiga Virginia con El Ocho.

La tercera fase dura lo que tú quieras y la mayoría de las veces coincide con la cuarta. Empieza cuando cierras la tapa posterior del libro tras leertelo y acaba cuando empiezas a investigar sobre él. Se caracteriza por la impresión que el libro nos ha causado sin tener más información de él que la lectura y si acaso la información previa (el tiempo previo a la lectura sin referencias del libro no lo considero una fase porque la relación no existe). Como ejemplo, esta fase sería la caracterizada por el pasmo en relación a la película Mulholland Drive. No entiendes nada hasta que lees sobre ello (y no, Bene, eso no mola).

La cuarta fase es la que permanece hasta que se hace una segunda lectura, que originaría un segundo ciclo de fases. Lo has leido y has leido sobre él. Lo has leido y te lo han explicado por si te has perdido algo o no lo has entendido.

Me encuentro en la fase tres del libro que da título a esta entrada. Es entretenido si te lo lees con ganas (que yo las tenía), pero es muy denso y a veces parece que no va a ningún sitio, de manera que es difícil de leer. El final hace pensar que esté inacabado. Es extraña la manera en que algunos libros te hacen intuir que, aunque no sepas por qué ni cómo, todo tiene sentido (no puedo evitar escribir influída por algunas conversaciones sobre literatura que he tenido últimamente). Este libro tiene un gran riesgo de ser tachado de tablón y hace algún tiempo no lo hubiera soportado, pero he de decir que me siento realizada por haber llegado a apreciarlo mínimamente.

Voy con la fase cuatro.

Efectivamente, está inconclusa, pero, como he leido por ahí, se puede interpretar como circular y eterna. La verdad es que parece lo más coherente, así como lo más coherente para los artistas minimalistas es dejar de trabajar.
Explican lo que yo intuía, aunque no termino de asumirlo del todo y por tanto de disfrutarlo del todo, aunque el momento (he leido por ahí que típicamente kafkiano) en que el heroe sucumbe al cansancio he de decir que lo disfruté especialmente. No es un momento para disfrutar, pero sí para vivirlo, te hace sentir cosas. Supongo que solo ahora entiendo lo que supuso ese momento, porque, parece ser que es una situación recurrente, pero yo ya no podré leer a Kafka por primera vez.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Carta abierta a Azena

Últimamente me acuerdo mucho de ti. Si lees el Fb sabrás que he dejado la carrera y estoy buscando trabajo de lo que sea para tener el dinero que ya es necesario hasta para iniciar el camino a los sueños. Y me acuerdo mucho de ti. Porque me da mucho miedo estar llegando tarde al futuro por haber elegido mal mis estudios y tener casi 29 años y no ser independiente ni vistas a serlo. Me agobia mucho. Pero entonces pienso que tú te has dedicado a las cosas más dispares, sin un esquema "al uso" (que es algo que a mi me preocupa mucho). Dejaste los estudioss y te pusiste a trabajar, que es un punto que a mi siempre me han vendido como de no retorno. Hoy tienes los estudios que querías y estás indiscutiblemente en el camino a la cima de la carrera que has elegido. Y todo te lo has trabajado SOLA. Acompañada en el camino, pero trabajando tú.

Todo esto tú ya lo sabías, pero quería que supieras que para mi eres el ejemplo a seguir y la esperanza de que a mi también me pueda ir bien haciendo lo que siento que quiero hacer aunque a mi familia le parezca tan raro y tan mal.

Como a toda la gente a la que aprecio, te deseo todo lo mejor que te pueda pasar en la vida. Pero en tu caso además te deseo una dosis extra de suerte porque si ganas tú ganan los sueños y para mi, que tanto lo necesito, eso es algo personal.

Hale, ya :) (es que me había quedado un poco cursi y tenía que aligerarlo :D)

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Septiembre

Septiembre se ha levantado de un simbólico que asusta. He soñado que no me salía un examen de acceso que quería aprobar y me he despertado con un pinchazo en el costado que no me dejaba respirar. Pero eso da igual porque solo me ha pasado a mi. Somos muchos los que nos hemos levantado y hemos percibido el olor y el cambio de luz fruto de la lluvia. Uno no se puede poner a jugar a la granja sin más si es Septiembre y amanece lloviendo. Incluso solo si eres tú quien amanece lloviendo, a la hora que sea, como yo. Porque es día uno y eso significa "Empieza." Incluso el duende verde ha tenido que ir hoy al cole (menudo disgusto tenía ayer, y eso que todavía hacía sol).

Me parece que septiembre nos ha pillado a todos desprevenidos, como las tormentas de verano que te obligan a recoger la toalla de la piscina a toda prisa. Pero ya no recogeremos la toalla ante las siguientes tormentas, recogeremos la colada recién tendida o cerraremos las ventanas para que no se llene la casa de lluvia de invierno. Porque, aunque haya salido el sol entre que he abierto los ojos y estas letras, esto no es una tormenta. Esto es septiembre.