sábado, 18 de junio de 2011

Llorar de alegría.

19.06.11,  06.49 a.m.

Si bien tengo la impresión de haberlo hecho, no recuerdo haber llorado de alegría antes.

Hoy (o ayer, si hago caso a la luz del día que entra por mi ventana), JP. y L. han hecho oficial su amor. Este había adquirido oficialidad por si mismo hace mucho tiempo, pero hoy lo han puesto en (muy hermosas) palabras.

Ayer fuimos al juzgado y fue entrañable que un señor al que no conocemos, pero que es juez, les dijera que estaban casados y que legalmente era obligatorio que se cuidaran, se ayudaran y no sé cuántas cosas más que llevan años haciendo. No es irónico, son cosas de la psicología, para mi fue muy sencillo, pero muy bonito.

Pero el día elegido como oficial era el 18 de junio.

Un selecto grupo de gente había sido elegido para o compartir la celebración del amor entre dos personas. Solemos celebrar las Navidades, los cumpleaños de gente con la que quizá en ese momento no estamos muy unidos o incluso bodas de las mismas características. Pero, realmente ¿cómo de a menudo celebramos cosas que realmente celebraríamos íntimamente y no sólo yéndonos de fiesta o haciendo lo que se espera que hagamnos?

MUY POCAS.

"Me pedí" hace tiempo leer en vuestra boda,. Porque os quiero mucho y quería que todo aquel que estuviera invitado lo supiera., Hoy les pongo nombre, pero antes eran personas abstractas y me daba igual si les importaba o no (aunque durante el rato previo a leer, los nervios me hicieran dudar). Estas personas habían tenído que estudiar un montón de historias en el colegio, sabían que Napoleón perdío la batalla de Waterloo (18 de junio de 1815) y mi amor por vosotros no es menos importante, aunque los libros de historia no lo sepan.

Ha sido un privilegio que me hayáis permitido leer para vostros y vuestros seres queridos acerca del amor que os profeso y tratar de describir el cómo, el cuándo y, aunque como dijo L. sea obvio, el porqué de estar ahí y tantas cosas más. Aparte de el hecho de que haya sido la ceremonia conceptualmente más hermosa que haya vivido hasta el momento, ha sido la vuestra. Eso era lo más especial y no las infinitas cosas por las que os habéis preocupado. Eso era suficiente, pero se le ha añadido además que posteriormente he compartido tiempo y risas con amigos y personas muy queridas y he recibido también mucho afecto de personas desconocidas con las que lo único que tengo en común, sois vosotros. Me preguntábais cuando al final (final, final) he llorado, por qué lo hacía. Como adelantaba, no recuerdo haber llorado de alegría anteriormente y me sentía un poco mal ante la preocupación que aparentemente generaba (bueno, la verdad es que me daba igual todo). El rato en que he estado llorando, me hubiera sentado en una esquina a llorar yo sola., No necesitaba consuelo, no había nada por lo que consolarme. Por supuesto que me ha encantado recibir abrazos, pero no era condescendencia lo que lo que he querido recibir de ellos, sino la oportunidad de compartir con los demás, especialmente con aquellos que lo provocaban, JP y L en esta ocasión, el amor desbordado que sentía. JF, el pobre, no tenía más afán que convencerme de que no hacía falta que llorara; no se lo he dicho, pero ocasiones como la de hoy y lo que provocan, aunque sea una frase hecha, por favor, interpretadla como textual, hacen que la vida merezca la pena. ¿Qué estoy diciendo con esto? que si alguna vez, dentro de diez años o cuando me muera, alguien me pregunta por un momento en que haya sido muy feliz, yo podré nombrar el día de hoy. Supongo que me esperará mi propio matrimonio y tal vez hijos, pero, a día de hoy vuestra boda está mano a mano con los momentos importantes de mi vida personal. Sois muy personales para mi y si es por buenas noticias como esta, ojalá que llore mucho.

Me encuentro con el mismo problema que al preparar la lectura para hoy: cómo resumo todo lo que no podría explicar ni aunque nuestro tiempo fuera ilimitado. Me repito. Empieza a ser tedioso y no podéis emplear la vida en leer o escuchar mis declaraciones de amor eterno. Tampoco yo quiero que lo hagais, no quiero ser una amiga coñazo, pero hoy, aunque ya he llegado a casa, necesito seguir repitiendo lo que creo que ya han oido todos los invitados de vuestra boda: Me hace mucha ilusión que os caséis. La gente a la que uno quiere es lo que hace que la vida merezca la pena. Yo soy vuestra amiga cuando duermo, cuando limpio y cuando me voy de compras, pero el tiempo que paso con vosotros es el que realmente puedo disfrutar de mi condición de amiga y, si no fuera por esos minutos y horas que paso con  vosotros (y evidentemente con otros como vosotros), ¿para qué iba a estar yo aquí?

Muchas gracias por bendecirme con vuestro cariño y vuestra compañía y, por favor, sed muy feices y sabed que eso también me hará muy feliz a mi.

Os quiero mucho.

No hay comentarios: