Siempre nos quedará Xenakis
Hoy se cumplen diez años del comienzo de un sueño. No hacía
un mes que Joaquín le había dicho a Bene “Molaría montar un coro.” y el 7 de
febrero de 2003, por haber atendido a un cartel visto en la E.T.S.A.M., me junté en
el Colegio Mayor San Agustín con ellos dos y, maldita memoria, no puedo
recordar exactamente quienes más. Otras cuatro personas de entre Diego, Marta D.
(seguro), Marta T., Míriam, Quillo y Tana (seguro también).
Ensayamos las dos o tres primeras veces en un local
alrededor de una mesa de ping-pong, con unas sillas amontonadas a un lado y un
desconchón enorme en la pared. Los siguientes ensayos, y ya todos los que
hicimos en el colegio mayor, fueron en el aula de música. Había una mesa,
algunas sillas, algunos pósters de grupos de música y una vitrina con vinilos
que tenía colocado uno de Bob Dylan de forma que se veía la carátula desde
fuera. Había un calefactor eléctrico que enchufábamos al llegar y no había
empezado a notarse cuando nos íbamos. El nombre de coroXenakis lo sugirió Tana
como nombre provisional, porque este señor era músico y arquitecto y porque
algo había que poner en los carteles del concierto del ocho de junio (cuatro
meses después). No sé los demás, pero yo después del concierto no tenía ni la
más remota idea, ni pistas siquiera, de cuál
sería el futuro de aquel grupo. ¿Seguiría el curso siguiente?, ¿hasta ahí
habíamos llegado? En anteriores entradas mías, en entradas de Pcolina y en el blog del propio coro se puede dar cierta cuenta de la actividad que
ha llevado ese EQUIPO que a mí me hacía gracia definir como “Seis piltrafillas
que se juntan a cantar los viernes” y que no tardó demasiado en multiplicar su
volumen por cinco.
Hoy se cumplen diez años de este evento cuya relevancia
personal probablemente ninguno supo calcular entonces y a mi me hace mucha
ilusión escribir esto y decir que estoy muy orgullosa de nuestra historia. Hemos
aprendido muchísimo, hemos vivido cosas preciosas y raras y, al
menos yo, tengo la impresión de que somos diferentes, de que nos hemos ganado un huequito en el pequeño
universo coral. Han sido diez años sencillamente
mágicos y, además, nos llegaron caídos del cielo. Creo que sólo algunos supieron
cómo, de repente, lo estábamos haciendo. Puede parecer una tontería, pero, a mi
siempre me fascina y me impresiona un poquito el hecho de encontrarme entre el
público de nuestros conciertos a personas como Dante Andreo. Me hace pensar que
no entiendo del todo lo que estamos haciendo, pero funciona.
De aquel primer día sólo quedan dos personas (de las que se
fueron incorporando el siguiente año sí que quedan más). Y la que para mi será
siempre la persona más importante de este proyecto, el artífice, fundador y la
cuenta ilimitada de arrojo y confianza que hizo posible esto, Joaquín, vive
desde hace siete meses a 8.150 km y pasa nuestros ensayos bien trabajando en su
máster, bien tomándose el postre si estamos en verano y la diferencia horaria
es de cinco horas en lugar de tres. Ya no se angustia si nos bajamos tono y
medio ni tiene que resignarse a que sigamos el ritmo que nos da la gana, para
desesperación de Kayetan.
Desde el V Aniversario, en que algunos estuvimos un pensando
en un cartel chulo jugando con las tipografías, llevo pensando que me moría de
ganas de cumplir diez años y poder jugar con esa X tan poco común en general y
tan presente en nuestras vidas en particular, pero parece que no va a darse la
oportunidad. Probablemente no se dará un cojoconcierto con el bombo, la
preparación y el abrumador llenazo que tuvo el de quinto aniversario (desde
luego a la preparación ya no llegamos), tal vez hagamos una cena, no sé. La actualidad
manda, como suele decirse, y vivimos tiempos extraños en Xenakis. Amoldarse a unas
circunstancias diferentes y desconocidas tanto para el bloque coral como
para el nuevo director, Javier, llegado en octubre, que tiene la difícil labor
de continuar y adaptarse a un trabajo ya iniciado y es además una
pieza fundamental en un coro, es una experiencia nueva que lleva tiempo y que, al
menos a mí, me genera una incertidumbre que nunca antes había vivido respecto a
este proyecto. Se podría pensar que lo estoy valorando de forma negativa. No es así, es, simplemente, desconocido. ¿Adónde vamos?
En cualquier caso, yo personalmente no quería dejar de
escribir aquí mis reflexiones de hoy (trilladas durante una semana) y hacer una
pequeña imagen de recordatorio (unos minutos), para permitirme festejar un
poquito algo que para mí ha sido muy especial. Mi fiesta de hoy es compartir
este dato aparentemente irrelevante con el mundo en general y con las personas
que habéis pasado por Xenakis y habéis compartido y participado de la magia.
Gracias a todos y cada uno, porque no habría sido posible sin vosotros.
Vosotros, que habéis jugado a esto, me entendéis cuando os digo que “Siempre nos quedará Xenakis.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario